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¿Qué es un restyling de una marca?

 

Una de las principales dudas que plantean las empresas al gestionar su marca es cuándo someterse a un restyling. Un logotipo es un signo gráfico que identifica a una empresa, un producto o cualquier organismo. Sirve para diferenciarse de la competencia, darle entidad, indicar su procedencia… En definitiva, un logo termina convirtiéndose en algo más que un elemento gráfico, para dar paso a una marca. Aquel valor intangible que desprende cualidades de la propia corporación. Por ello, cuando se desarrolla el branding, la empresa debe haber sido estudiada anteriormente, y nos debemos asegurar de que refleja aquellos valores que se quiere que el consumidor perciba. Incluso hay casos en los que se realizan estudios de mercado para ver qué opina el público objetivo. En el transcurso de la vida de una empresa, producto u organismo, puede que su identidad visual, al igual que muchos otros elementos, necesitan una transformación. Pero ¿Cuándo se necesita un rediseño? ¿Cómo de agresivo debemos ser con el restyling? ¿Cambiamos un poco la marca o diseñamos un nuevo logo desde cero? ¿Lo notarán mis clientes? ¿Afectará negativamente? Estas son sólo algunas de las preguntas que nos plantean nuestros clientes cuando están pasando por este proceso.

¿Cómo cambiar la identidad visual y no morir en el intento?

 

El cambio genera ansiedad, pero estas preguntas tienen respuesta. Pueden darse diferentes situaciones: La Identidad Visual se ha quedado obsoleta y sienten la necesidad de dar frescura y un nuevo atractivo a la imagen. En realidad, en este caso la marca ha evolucionado tanto que su imagen ya no es un reflejo del posicionamiento que quieren tener. Para Aerópolis, por ejemplo, fue necesario un nuevo diseño de Identidad, ya que su anterior logo no reflejaba los valores que esta empresa quería transmitir actualmente. En otras ocasiones puede ser que la entidad comenzara su andadura con un logo sencillo, que en principio servía a sus necesidades, pero cuando comienzan a crecer, se ven en la obligación de diseñar un logo más profesional y así dar una imagen visual determinada. Que el cambio sea más agresivo o no dependerá de cómo de alejados estemos de nuestro posicionamiento. Así, estaríamos ante dos opciones: la primera,  seguir la misma línea de su logo, realizando un rediseño; la segunda, desarrollar un nuevo diseño de identidad, adaptándolo a su visión corporativa. Estas modificaciones pueden generar una alteración en la visión de la marca del consumidor. Esta alteración puede ser positiva o negativa. Dependerá de  si se realiza una campaña en la que se informe de los cambios realizados y así reconozcan el nuevo logotipo,  con el fin de que no haya confusiones en el futuro. De hecho, ha habido empresas que tras la implantación de su nueva Identidad, se han visto obligados a volver a la anterior, ya que un estudio de mercado afirmaba que el consumidor la prefería (por ejemplo GAP). No obstante, un cambio en la identidad de una empresa bien comunicado no debería ser problemático en la mayor parte de los casos (la comunicación estratégica es aquí un plus).

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